25 de mayo de 2.016
Con la moral y la energía a tope me dirigí a una taberna de la marcas boniatas.
Entré. Era un local no muy grande.
Me sorprendió que estaba muy concurrido, estaban llenas todas la mesas y apenas había hueco en la barra. Todos los lugareños estaban atentos al televisor, donde echaban al Madrid.
Recordé que era Sábado y que hoy acababa la liga.
Con ciertas dificultades llegué a la barra, me gané una posición y pedí una pinta
- Una que?- contestó el señor que atendía- Aquí solo tenemos cerveza ou viño
- Una cerveza
- Cruzcampo o Estrella- me preguntó el tabernero
Sonreí, parecía que por lo menos había buen humor en el local.
- A ver chaval, espabila, que teño mucho traballo- me dijo de nuevo- Cruzcampo o Estrella?
Coño, pues no, parecía que no era del todo buen humor.
- Una Estrella claro- contesté.
Me puso la botella en la barra.
Me la bebí en dos tragos, venía seco de tanto meditar y pedí otra.
Pagué ambas y me dispuse a saborear la segunda con más calma.
El local estaba decorado con banderas españolas y con posters del Madrid.
En una esquina unos locales echaban la partida ajenos a los demás parroquianos que jaleaban cada jugada del Madrid, aunque pronto se calmaron al saber del resultado del Barcelona y comenzaron entonces a hablar de los árbitros y de la champions.
Realmente no parecía que hubiese nada especial en aquel lugar.
De repente noté que unos ojos se clavaban en mi.
En un rincón medio escondida tras una columna había una chica fijándose en mi. Estaba sola en una mesa con un portátil delante.
Me hizo un gesto para que me acercase y allí fui.
- Por fin has llegado, llevo mucho tiempo esperando por ti. Meses, años... demasiado tiempo, pero sabía que vendrías- me dijo.
Yo estaba sorprendido, realmente me hablaba como si me conociese de algo.
- Mira- me señaló al ordenador en el que tenía abierta la página del main blog- tardé bastante en descifrar todas las entradas y comentarios. Me llevó mucho esfuerzo entender todo, pero finalmente descodifiqué los mensajes.
Al lado del portátil tenía unos cuantos cuadernos y folios sueltos, llenos de apuntes, señales y símbolos.
- La espera ha sido larga, pero sé que habrá merecido la pena la recompensa- prosiguió- sabía que vendrías, te he reconocido al instante por tu camiseta.
Me miré, efectivamente llevaba puesta la camiseta oficial.
- Ah ya la camiseta- sonreí orgulloso- y porque dices que me esperabas?-le pregunté.
- Quiero- y esto me lo dijo sin dudarlo, si titubeos, sin rodeos...- quiero que yazcas conmigo, aquí y ahora, quiero que me poseas, quiero ser tuya, MAIN, mi MAIN. Porqué tu eres el MAIN ¿no? Está en los mensajes que vendrías...
Miré a la chica
Era de tez muy blanca, pecosa, media melena rizada, pelirroja, de finas facciones y sinuosas curvas.
Guapa, muy guapa.
Tendría poco más de 20 años.
Me miraba con sus preciosos ojos verdes y una sonrisa cautivadora.
Abrió su sugerente boca y de nuevo preguntó
- Entonces, que me dices, ¿eres el MAIN?
- Si, claro que lo soy-contesté sin titubear.
Me cogió de la mano y me dijo
- Vamos, rápido, vayamos a mi cuarto mientras mi padre y estos trogloditas están ocupados con el fútbol.
Subimos unas escaleras y llegamos a la planta superior donde estaban las habitaciones. Nos metimos en la suya.
Ella se desnudó rápidamente y yo comencé a hacer lo mismo
- No, la camiseta no te la quites-me dijo-quiero que poseas con ella puesta.
Nos tumbamos en la cama, nos besamos y empecé a tocarla. Ella estaba muy excitada y no paraba de decirme
- Vamos, trátame como a una huerfana!!
- Quiero que me aparques como a un tractor!!
- Dame salchichón galego!!
No hace falta compañeros, que os cuente nada más, pero os puedo asegurar que lo dí todo.
Fueron dos minutos sublimes...gloriosos...completos de sexo salvaje e intenso. Total. lujuria
Cuando me levanté de la cama y comencé a vestirme me dí cuenta que ella había sentido lo mismo, me miraba con los ojos abiertos como platos y apenas podía balbucear palabra. Supongo que habría quedado destrozada. Los Porcos somos así.
Me despedí de ella con una beso en la frente.
- Ya?, pero de verdad que ya acabaste?, ya te vas?- preguntó, supongo que toda emocionada.
- Si querida, tengo que continuar mi camino. Ahora descansa que estarás agotada. Y no, no hace falta que me agradezcas nada, ha sido un gusto complacerte- le dije mientras salia de la habitación.
Al llegar a la calle, estaban unos chavales jugando al futbol, uno de ellos dió una fuerte patada y el balón llegó hasta mis pies
- Eh, señor, señor, pásenos la pelota-gritó uno.
Estaba a punto de devolversela, cuando me dí cuenta que camiseta llevaba puesta. Una cosa es satisfacer a una hembra con ella y otra muy distinta jugar al futbol. Eso es motivo de expulsión y no podía arriesgarme a que alguien me viese.
Por tanto dejé allí la bola y me dí media vuelta.
Al fondo escuché algún grito de gordo, cabrón y demás. Supongo que serían los lugareños insultando al arbitro.
Y así, con la mente clara, cerca de un kilo menos y el banano reluciente, terminó mi retiro espiritual
Tenía que volver a la civilización porque había recibido un mensaje importante. Había una Dieta a la que acudir.
(continuará)