Lunes 14 de Octubre de 2019
Es la mañana del martes 8, hace tan solo unas horas que hemos llegado a casa.
Salgo a pasear por el centro.
A pesar de que llueve sobre Pontevedra, llevo por abrigo tan solo una camiseta relativa a la anglogaliciancup.
En un corto trayecto me paran varias personas, unas quieren unas fotos conmigo, otros, unos autógrafos y un par de hembras me piden que les haga un hijo.
Me siento henchido de orgullo, no se si por esto o por los kebabs y desayunos ingleses de estos últimos días, pero la camiseta apenas me cabe en el pecho.
Entre admirador y admirador, entre fan y fan y entre hembra y hembra que quiere catar mi banano dorado, me da tiempo a pensar en lo privilegiado que soy. Ya no soy tan solo un Porcobravo, sino que soy uno de los afortunados que ha logrado vencer una edición en territorio enemigo. Ahora si que he tocado la cumbre.
En estos momento medito seriamente la retirada, creo que hacerlo en la cresta de la ola es la mejor opción, me conformo con lo logrado y tampoco es plan de ser egoísta y seguir acumulando trofeos y títulos.
Quizás ahora me decida por aceptar alguna oferta de algún equipo de regional, pero ahora con mi caché no jugaría nunca por debajo de segunda.
Por otra parte, se que dentro de cinco meses y medio, unos quince días antes de que vengan los ingleses, me entrará el gusanillo y me pondré a tope esas dos semanas para estar listo para la XVII.
Intento apartar esos pensamientos de mi cerebro, ahora solo quiero disfrutar del momento. Ir a la sede y contemplar las copas juntas, salir, disfrutar, beber, frotarme con algún parrús....hacer vida de porcobravo en definitiva.
Por supuesto, por la clausula de confidencialidad, que nuestro amado MAIN, nos hace firmar con sangre el día de la partida, no puedo contar nada del partido, hasta que salga la crónica oficial, por mucho que a estas alturas ya hayan salido noticias en prensa, radios , televisiones y redes sociales de todo el mundo.
Del viaje, nada que objetar, se cumplió el programa oficial al milímetro, todo salió a la perfección y pudimos disfrutar de buenos pubs y buenas pintas tanto en Liverpool, como en Sheffield.
Liverpool me encantó, entiendo tantas loas de los veteranos, será un lugar al que vuelva, encantadores pubs, The Philharmonic, The Globe, The Baltic Fleet...y buena marcha nocturna con huerfanitas deseosas de salchichón galego.
Y preciosa imagen la del día siguiente, con todos los liverpulianos vestidos de rojo como homenaje a nuestro MAIN. Bonito detalle el que tuvieron.
Excelente parada técnica ( la primera) la contratada por el MAIN en The Cricketers Arms.
Otro punto positivo, (si es que está en todo el Líder), que dispusiera para ese traslado de un autobús con baño, siempre es más cómodo que andar parando por los arcenes. (a pesar de los porcos peideiros)
En Sheffield todo programado hasta el último detalle, no necesitamos pensar nada.
La visita al Fat Cat y tocar la placa me embargó de emoción una vez más, e incluso tengo que decir que disfruté bastante de la actuación musical del tercer tiempo en el imponente The Church.
Estupenda comida del tercer tiempo, Necesité bien repetir tres veces la comida y cuatro el postre para compensar los 100 metros que corrí durante el partido.
Inolvidable y emotivo viaje de ida y vuelta en bus hasta el campo de juego. Como los profesionales, escuchando la arenga del MAIN y los ánimos de todos los compañeros. Todos los que nos atrevimos a subir a ese bus, estaremos de acuerdo a que ahí comenzamos a ganar la XVI.
Si es que para que saliese todo bien, el mismo MAIN se encargó de que el anunciado temporal no nos afectase e incluso disfrutamos de sol y buen tiempo.
Buff, si es que con tantos recuerdos ya tengo ganas de arrasar en la XVII y volver lo antes posible para disfrutar de la XVIII.
