martes, 6 de septiembre de 2016

AVENTURAS DEL VERANO



6 de Septiembre de 2.016

Que pasa compañeros, que tal el veranito.

Espero que todos lo hayáis disfrutado, especialmente mis camaradas Porcosbravos.
Seguro que han aprovechado para relajarse y mentalizarse para esta dura prueba que tendremos el mes que viene, y doy por hecho que todos se han cuidado y no se han propasado con la comida y la bebida.

Yo personalmente tengo que reconocer que ejercicio no he hecho demasiado y mi masa corporal ha aumentado un poquito. Nada preocupante, más allá de engordar los típicos seis o siete kilos veraniegos. No es alarmante, mucho es retención de líquidos, principalmente cerveza y cubatas y calculo que en un par de semanas ya estaré nuevamente al tope de mi preparación física.

Pero además de descansar, este verano me fui de viaje.

Una noche que no me apetecía salir a gastar tiempo con algunas guiris que no sabrían apreciar el potencial de un porcobravo, me dediqué a trastear en algunas páginas interesantes de internet,ya sabéis que si rubias, pelirrojas, japonesas....en fin que os voy a contar a vosotros.

Pues eso, que después de trastear unos aproximadamente tres minutos, me tumbé relajado en el sofá y puse la tele. Haciendo zapping, me encontré un programa, en el que unos sesudos tertulianos analizaban la situación del Reinos Unido tras el brexit y en las ventajas que tenía para los españoles, digo gallegos ,la devaluación de la libra.
Coño, se me encendió una bombillita al momento, yo no sé vosotros, pero a mi me pasa bastante, es aligerar tensiones, y que el salchichón deje que el riego sanguíneo se distribuya por todo el cuerpo, para que sea capaz de pensar con cierta lucidez.

- Me voy a Inglaterra- me dije- está claro, tengo que cerrar el círculo.

Volví al ordenador, tuve que cerrar algunas ventanitas, el banano parecía que quería rebelarse y volver a ganar protagonismo, pero fui fuerte, cerré todo y entré en un buscador de viajes para sacarme un billete de avión.
Tres días después y con una gran confianza al ser todo un veterano de los viajes ( ya era mi segunda vez en el extranjero, después de la experiencia de la XII) estaba en un avión rumbo a Londres.
Mi idea era muy clara, tras recorrer las marcas boniatas tenía entre ceja y ceja visitar otro lugar imprescindible en esta historia, Burton upon Trent.

En este punto, no voy a relatar las visicitudes que pasé para llegar del aeropuerto a una estación de tren que me permitiese llegar a mi destino. Solo digo que si los ingleses quieren tener mas turismo deberían aprender idiomas porque si no, es muy complicado moverse por la isla.
El caso es, que trece horas más tarde por fin estaba pisando la estación de tren de Burton.

La idea era estar un par de días allí, el tiempo suficiente para empaparme un poco de la historia de la Anglogaliciancup.

La ciudad era tal y como tantas veces habían descrito los que la llegaron a visitar.No perdí el tiempo,  ronda de pubs que tenía apuntados de escucharlos y leerlos en el Main blog, Burton Bridge Inn, Devonshire Arms, The Alfred, Old Cottage Tavern.... y bueno, unos cuantos más que ya ni me acuerdo.

Al caer la noche intenté preguntar a algunos lugareños (es curioso como después de visitar unos cuantos pubs y escuchar hablar en inglés, se te pega el idioma y lo hablas con cierta soltura) por un pub que se transformaba en Karaoke. Muchos huían sin mirar hacía atrás, otros no contestaban o lo hacían con un extraño "fuck", solo un par o tres me supieron decir algo, y que por lo que entendí, ese pub ya llevaba cerrado nueve años y que mejor dejase de preguntar por el.

Ya derrotado después de andar tanto ese primer día, decidí tomar la última en un pub cerca del hotel. Pillé una mesa, me saqué la chaqueta y deje relucir la camiseta de los Porcosbravos que llevaba debajo. La verdad la vestía por si daba tanta suerte como en las marcas boniatas y sacaba a pasear al banano.
Lo cierto es que la reacción no fue la esperada, la gente me miró raro, separó las mesas y se hizo un silencio.
Pedí una pinta en la barra, cuando me la sirvieron tenía una extraña espuma verde y un sabor un tanto raro.
Me la bebí en mi mesa y entonces note un punto rojo revoloteando por mi pecho, hasta que se paró en mitad de la frente y me pareció entender a alguien que decía

- Shoot, shoooot, he is one of them. Oh my God, they have returned .

Me levanté y tambaleando llegué al hotel. Aún me quedaba un día más.

Por la mañana, un poco resacoso  bajé a tomarme un auténtico full english breakfast bien cargadito y regresé a mi cuarto para prepararme para el segundo día de turismo por Burton. Me puse la camiseta de paseo del Basset y a patear.
Hoy tocaba visita a las fábricas de Bass y Marstons.

Por la calle se veía mucho ambiente, resulta que hoy había fútbol. Jugaba en casa el Burton y si, por supuesto, simetrías de la vida, el rival no podía ser otro que el Sheffield Wednesday.
Fue un día complicado, al cruzarme con algunos locales escuchaba
- Bastard Pig, fuck you.
Y al cruzarme con seguidores de Sheffield, escuchaba
- Fat man, Jajaja, jajaja, six one, six one, jajaja six one, fat man

Después de las visitas culturales a las fábricas y sus tiendas, me dirigí al concello de Burton, he escuchado muchas historias del festival de la cerveza que se celebró allí. Desgraciadamente  aquí no hubo simetría y la historia no se repitió, ni rastro de ningúna celebración por allí. Un policía en la entrada me dijo que con esa camiseta no podía entrar y me fui.

De pub, en pub y en pub llegué a una plaza donde había una curiosa estatua en el que se veían a unas personas atacando y lanceando a un animal, yo diría (curiosamente) un porco bravo y con una placa debajo que ponía más o menos "Por los damnificados del terrible Septiembre de 2.00.." El año estaba borroso y no pude descifrarlo.

Más pubs, en uno encontré a unos seguidores Owls, recién salidos del partido. Ahora ya no hacían ninguna broma y estuve a punto de decirles algo sobre el 3-1 que les acababa de meter el Burton, pero cada uno me sacaba dos cabezas y tres espaldas y no era plan de arriesgar.

Doce pintas más tarde ya tenía de nuevo mi inglés en el nivel advanced de Cambridge, era el momento ideal de contactar con algunas chicas locales para explicarles todos los beneficios de una buena dieta a base de salchichón galego.
No se si por la timidez, o por considerar que no estaban capacitadas para semejante manjar, todas huían despavoridas, algunas gritando police, police, al fijarse en el emblema de mi camiseta.

Cansado, me dí por vencido en la caza, está claro que no todas las mujeres están capacitadas para albergar un tesoro tal con el que estamos bendecidos los PorcosBravos.

Me fui al pub cercano al hotel de la noche anterior, eso si, cambié de cerveza, pero debía ser cosa del local, ya que esta no solo traía la misma espuma verde y viscosa, sino que a mayores tenía un color amarillo y un olor que extrañamente me recordaba a los baños de los pubs.
Bajándome una segunda pinta ( al final me acostumbré al sabor y textura de la misma), medio sobado ya, me pareció ver de nuevo la extraña luz roja revoloteando por mi pecho y cabeza.

Ya en el hotel, tumbado en la cama, después de relajarme viendo a la presentadora del tiempo de la BBC, me quedé sobado meditando que realmente en aquel pueblo del centro de Inglaterra, había comportamientos y actitudes un poco extrañas. De las vestimentas paramilitares ya estaba avisado, pero había algo más que no acababa de concretar.

A la mañana siguiente y tras un doble desayuno inglés, dejé el hotel y fui a pillar el tren..
Mientras caminaba por la calle, me pareció sentir las miradas de los vecinos tras las cortinas de sus casas.

Cerca de la estación, en un descampado, unos niños jugaban al fútbol. Me paré a observarlos un poco, no era nada del otro mundo, los típicos niños ingleses dando punteirolos y furones sin hilvanar siquiera dos pases seguidos.

De repente mi mirada se desvió a una esquina, sentados en un muro, cinco niños de unos ocho años totalmente vestidos de negro, me miraban fijamente con una extraña sonrisa en sus rostros.
Quedé un tanto petrificado al comprobar el gran parecido de esos niños con los cinco porcos originales.

Salí corriendo de allí, hoy en día aún me despierto en mitad de la noche, asustado y agobiado recordando aquellas cinco miradas.