martes, 11 de noviembre de 2014

LESION INOPORTUNA






11 de Noviembre de 2.014


Hoy por fin me decidí. Me puse la camiseta y la malla térmica. Me vestí con el chandal nuevo. Me coloqué el pulsómetro y me calcé las zapatillas de correr.
Cuando salía de casa observé que tenía un cordón desatado, me agaché para atarlo bien y.....crack....un sonido extraño en la espalda... un dolor agudo.... y la imposibilidad de erguirme.

En urgencias el médico me ha dicho que se trata de una fuerte contractura, diez días de descanso, tratar con una pomada y unas pastillitas para el dolor.

PORCA MISERIA

Ya en casa:

-Busco los tickets de compra de todo el material deportivo, por si decido devolverlo
-Maldigo el 11 de Noviembre, sabía que un día de san Martiño, no podría traerme nada bueno.
-Pienso que razón tiene, (una vez más) el MAIN al no atarse los cordones


11 comentarios:

  1. Après moi, le déluge12 de noviembre de 2014, 10:25

    The Main es la RAZÓN personificada.
    Suerte tenemos nosotros de tener al Main mientras ellos tienen a thomo té.

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  2. charcutero de guardia12 de noviembre de 2014, 12:17

    este blog es una porcallada. podemos utilizarlo todos

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  3. In MAIN We Trust
    Hasta Scuntrorpe y más allá

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  4. Cómo son os porcos orixinales al natural?
    Gracias por su tiempo

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    1. pues, mire usted, sobre este particular tengo previsto dar algún detalle en próximas entradas, ya que no se porqué pero tengo el presentimiento de que voy a encontrarme a alguno muy pronto.

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  5. las muletas de la nada14 de noviembre de 2014, 13:42

    si se lesionasen penguin y pichichinabo gelatinoso, mejor le iría al equipo

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  6. <polloturnip gelatinoso, larry bowles regalado ¿es el mal encarnado?
    es ud Barry Milk in disguise o la últimate boutade de f.m?
    conteste a la tercera pregunta

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  7. ponerse como un Kiko16 de noviembre de 2014, 17:27

    Hacer deporte: Otra flamante promesa que he roto conmigo mismo, decepcionándome de forma trágica en el proceso. Sí: hoy me caigo algo peor que ayer, porque he empezado a hacer deporte. Deporte: mierda. Mi bete noire particular, lo que más detesto desde segundo de EGB, una de las escasas cosas de este buen mundo sobre la cual todavía poseía una certeza monolítica: el deporte es para incapaces-en-todos-los-demás-campos-del-conocimiento-y-la-pasión. Todos esos años mirando a fornidos rugbistas pasarse el balón sin razón aparente, yo con el labio fruncido y fantaseando con practicarles martirio rectal, y ahora mírenme: haciendo steps. Sí: risibles steps. La más mariposona de las alternativas gimnásticas, después del ballet clásico y el patinaje artístico categoría parejas. Lo de “mírenme” era un decir, claro. De hecho, les conmino a que aparten la mirada, como si mi cuerpo fuese un autobús volcado y hecho fosfatina en plena autopista. Porque estoy haciendo steps, y peor aún: los estoy haciendo con alegría, admirando unas chocolatinas abdominales que solo existen en mi deslavazado magín. El otro día mis dos hijos me sorprendieron en una de esas macabras sesiones de enloquecido trote maquinal, y fue peor que si me hubiesen pillado amando a una cabra. Claro, lo máximo que me habían visto hacer esos dos infortunados zagales era agarrar del suelo una bola de petanca (con uno de esos fabulosos imanes levanta-bolas), e incluso así prorrumpía en un espeluznante estertor que sonaba a allosaurus despejándose la garganta. Y de repente, abren la puerta y se encuentran a una mezcla del John Travolta de Staying Alive! —calentadores, mirada ida, culo pétreo, despidiendo sudor en todas direcciones— y Mahatma Gandhi —panzón, patipollo, narigudo y escaso de tórax. Por supuesto, mi caso es el mismo que el de Super Hans, el pluritoxicómano de la serie Peep Show: nada más abandonar el crack, Super Hans empieza a practicar running y se emplea con la misma pasión que dedicó a los opiáceos. Y un día se mete tal panzada de trotar que termina en Aberdeen. Lo mío es igual: carencia de autocontrol y propensión por el pasote. Y deprimentes dislates de cuarentón que trata de negar su imparable arrugamiento y vecina mortalidad.

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  8. cortando uñas con una grapadora19 de noviembre de 2014, 11:16

    Porco en ciernes.
    Prefiere ganar un Larry Bowles o que le cambien el nombre por un Colin Davies.
    Piense que el Larry Bowles, tras lo de Pichinabo no vale nada.
    ¿Por qué no escribe tras el 11 N? ¿le pilló la matanza?

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    Respuestas
    1. Hombre, el nombre lo que diga el MAIN. Yo solo quiero ganar el trofeo en si.

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  9. “Butch” Weldy
    Después de tomar la religión y sentar cabeza
    me dieron trabajo en la fábrica de latas,
    y todas las mañanas debía llenar de gasolina
    el tanque del patio
    que alimentaba los mecheros en los cobertizos
    para calentar el metal de la soldadura.
    Y yo me encaramaba sobre una escalera tembleque
    cargando baldes llenos de combustible.
    Una mañana, subido ahí vertiendo el líquido,
    el aire empezó a aquietarse y después a hincharse,
    y salí disparado cuando explotó el tanque,
    y caí al suelo con las piernas rotas
    y los ojos fritos como un par de huevos,
    porque alguien dejó un mechero encendido
    y algo chupó la llama hacia el tanque.
    El juez del distrito dijo que el que lo hizo
    era un compañero de trabajo mío y, por lo tanto,
    el hijo del viejo Rhodes no tenía que indemnizarme.
    Y yo estaba sentado en el estrado de los testigos tan ciego
    como Jack, el violinista, repitiendo y repitiendo
    “No tengo idea de quién fue”.

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