Lunes 7 de Febrero de 2022
Neste pub naceu o 23-09-2007 pra nunca morrer, The Anglo Galician Cup
Superado el mes de enero y su
cuesta, las cosas ya se ven de otra forma.
Pronto llegará la primavera, los
campos, jardines y bosques de nuestro entorno se llenarán de flores y colores,
todo se volverá más cálido y agradable. Para mi es un renacer espiritual, una
conexión con la vida y la naturaleza, un reseteo de cuerpo y mente….y por
supuesto es tiempo de que la diversa fauna se libere de sus ropas extras invernales
y nos alegren un poco la vista.
Bueno es tiempo de renacer para
todo menos para la AngloGalician, que, en plena pubertad, amenaza con no llegar
a la mayoría de edad.
Hace pocos días, el MAIN, envió a
un emisario a tierras enemigas, para pulsar el ambiente que por allí existe de
cara a un más que incierto futuro de LA competición.
El elegido, cobraba al parecer de
esta manera, una recompensa ofrecida por el MAIN, que constaba de un viaje con
gastos pagados, para el jugador que marcase el gol de la victoria en la última
edición disputada.
Cómo el afortunado fue Serge
FatCat, finalmente el MAIN, decidió no incluir en los gastos las cervezas ni
los kebabs, ya que, aunque el equipo no se encuentra en bancarrota cómo el
Barcelona, la economía tampoco estará para semejante inversión.
Ya de vuelta de su misión de
embajador, he podido departir brevemente con el enviado.
Según sus impresiones, los sheffielders,
están mas desnortados que su primer ministro después de una de sus fiestas en
Downing Street y que las posibilidades de que se centren y retomen la
competición son menos de las que el propio Serge, volviese a marcar un nuevo
gol de la victoria.
Tras la última exhibición del equipo
Porco Bravo, los ingleses, no tienen ninguna intención de volver a someterse a
nuestra superioridad y todo esto de la pandemia les ha venido como anillo al
dedo. Sigo pensando e insistiendo que algo habrán tenido que ver, es todo muy
sospechoso.
Pero a los Porcos, por fortuna,
siempre nos queda una bala, y es que nosotros tenemos al MAIN, el proveerá y
nos guiará de nuevo a la pérfida Albión o en su defecto hacia la conquista de
nuevos territorios.
Creo que lo tiraron al Sheaf, como vendetta de aquello del Gafos.
ResponderEliminarY no bloqueó a nadie
ResponderEliminarThe mill cannot grind with water that is past.
ResponderEliminarFrente a la incapacidad de los mecanismos comunes y normalizados de represión, es decir, las fuerzas policiales, entra en escena lo paramilitar -detectives, pistoleros y sectas tradicionalistas-. La negación de la violencia en la sociedad liberal no permite vertebrar ésta a través los aparatos y mecanismos de los que dispone el poder legitimado, o tan sólo levemente; por ello, resulta necesario emplear herramientas situadas fuera del marco legal. Esto, a su vez, se realiza precisamente para la superviviencia de ese marco legal, que no puede escapar de un origen violento. En conclusión, la paz demócrata contiene en sí la violencia primigenia, que aparece en los momentos de tensión.
ResponderEliminarEs la Inglaterra du Main, convertida en un páramo donde las ovejas y los zorros y los cuervos convencen al hombre desacomodado de que es un simple objeto ahorquillado. O algo parecido.
ResponderEliminarNadie puede detener o entroido de "Diario de un Porco Bravo"
El mar que bulle en el calor de la noche, el mar bituminoso que lleva adentro su cólera,
ResponderEliminarel mar sepulcro de las letrinas del puerto, nunca mereció ser este charco que huele a ciénaga,
a hierros oxidados, a petróleo y a mierda, lejos del mar abierto, el golfo, el océano.
Por un momento, no sentí nada, solo una ligera caricia del aire sobre las nalgas desnudas y la supuesta mirada de los desconocidos sobre mi carne al descubierto.
ResponderEliminarEntonces una palma fuerte me tapó la nalga derecha y la acarició en el sentido del reloj, seguido de una brisa ligerísima cuando la mano se apartó, después cayó sobre una nalga y a continuación sobre la otra.
Una punzada aguda.
Luego el tacto suave de su mano fría sobre mi carne caliente, calmando, acariciando.
Otro roce de aire al levantarse la mano.
Y un sobresalto al caer la mano sobre mi trasero, esta vez más fuerte.
Agarré con fuerza los asideros de las manos, arqueé la espalda, apreté los muslos contra la protección acolchada, sentí otra vez calor en la cara al darme cuenta de que estaba mojada y me imaginé que un porco bravo podía ver mi excitación, podía olerla. Debía de sentir que mi cuerpo empezaba a someterse a su contacto, que la curva de mi espalda crecía como si me preparara para empujar hacia él.
Otro azote, esta vez mucho más fuerte, realmente doloroso. La aguda punzada me sobresaltó y por un momento brevísimo me planteé pedirle que parara, pero su mano volvió a ponerse sobre mí, descansando en la nalga que acababa de azotar, aliviando el dolor y sustituyéndolo por una curiosa forma de calor que me subió por toda la columna hasta la nuca.
Alegoriza indebidamente el heraldo esa perrada pordiosera y sin ley, pero trasmite su caliente vida en montón, su chusma de apetitos. Quiero repetir esta línea de su informe:
ResponderEliminar- cuando beben agua de luna en los charcos
Mientras que el corazón tiene deseo , la imaginación conserva ilusiones y los blades van como aviones.
ResponderEliminarEl ritual proporcionaría una válvula de escape catártica a los impulsos antisociales y antiautoritarios, ya fuera agotando la energía de esas personas, lisiándolas o bien eliminándolas por completo mediante la muerte. Sea cual sea el resultado, las choquejuergas servirían como programa social eficiente y eficaz a nivel de costes destinado a preservar el orden social vigente.
ResponderEliminarNuevo asombro, nuevas manifestaciones de incredulidad por mi parte. Entonces las jóvenes confirmaron sus palabras con actos. Se quitaron sus pantalones, se sentaron sobre un canapé, entrelazando sus piernas y aplicando sus vulvas una contra otra, y copularon en mi presencia. Mientras duró el acto, las dos huérfanas manifestaban sus sensaciones voluptuosas por los cambios de color de sus rostros, por su respiración jadeante, por pequeños grititos y gemidos, por besos ardientes alternados con pequeños mordiscos, en fin por contorsiones involuntarias de sus cuerpos. Pero yo, sólo de mirarlas, estaba casi tan excitado como ellas y sentía una erección dolor osa de tan intensa.
ResponderEliminarSoledad no me permitía ninguna práctica sexual de la cintura para arriba, pero el resto de su cuerpo estaba a mi disposición, siendo su especialidad el difícil arte de hacer pajas con los pies. Aunque, si intentaba tocarle los pechos, se ponía nerviosa.
ResponderEliminarCuando al fin logré convencerla para que me la chupara, mi pene terminó cubierto con una tela igualita a la de una araña. Me asusté y pensé que mi chancro había regresado, hasta que Soledad me confesó que el problema estaba en la composición química de su saliva, no en mi verga. Entonces deduje que ella también estaba chancrosa; como los dos estábamos enfermos, no le di importancia y quise seguir follando, pero Soledad se puso a llorar y me pidió que me fuera.
Pasé semanas tratando de contactarla, pero era como si se hubiera escondido bajo tierra, hasta que me llamó y concertamos una cita. Antes de que pudiese decirle algo, ella me preguntó: «¿Qué es lo que más desearías en esta vida?». Yo respondí la primera huevada que se me vino a la mente, pero Soledad se puso seria y pronunció esta afirmación: «Yo quisiera ser mamífera».
No me esperaba esa declaración y decidí que lo mejor era cagarse de la risa ante tamaña ocurrencia y luego besar a mi chica, pero antes de que pudiera hacerlo, ella se abrió la blusa y me mostró su terrible secreto: lo que yo creí que era un lindo par de tetas puntiagudas, en realidad eran dos muñones fibrosos, extremidades mutiladas que me revelaron la vida artrópoda de Soledad. Mi peculiar novia es un gran coleóptero depilado que se cortó las patas que tenía donde una mujer normal posee senos.
Cada vez más aterrado, contemplé cómo Soledad sacó mil antenas de sus orejas al tiempo que recibía un discurso sobre la belleza de los élitros que provocan la envidia de la poderosa escolopendra. Después de todo aquello, me desmayé.
Escribo estas líneas a modo de testamento, pues aunque Soledad sigue disimulando su verdadera filiación zoológica y ha jurado no hacerme daño, sé muy bien que en su especie el apareamiento implica que el macho sea decapitado y se transforme en proteínas para las larvas.
Es mejor pegarse un ménage à trois con «la hija del coronel muñeca» y la «manuela» —entiéndase masturbación pura y dura, con izquierda y derecha, una y otra vez, hasta que se te caiga el pene— antes que desear a una amiga. Pero aquí estoy, tomando las cervezas que Ella ha comprado, pues hace horas que me quedé sin dinero y mi amiga auspicia todos los vicios que yo no puedo pagar.
ResponderEliminarAntes de que se quedara inconsciente, me dejó bien en claro que solo somos amigos, pues yo no soy su tipo, ya que para su gusto me sobran 20 puntos de coeficiente intelectual y me faltan 20 centímetros de estatura. Estoy acostumbrado a que las chicas me digan «nerd enano», y normalmente eso resulta ofensivo, pero la forma en que Ella lo dijo me cachondeó aún más.
Ella despierta de su borrachera. Mi mano está olfateando los vellitos de su cuello, pero Ella no la retira. No parece darse cuenta de que uñas, falanges, falanginas y falangetas se me disuelven cada vez que la toco, y que esta noche he caído en un pantano de piel del que no deseo salir jamás. Quiero convertir sus axilas en Mi Cueva de Altamira para dibujarle los animales que todavía no hemos visto, pero que cazaré para que ella los cocine con sus lagañas.
No se da cuenta y en vez de un beso me da un billete para que consiga cocaína. Vuelve a quedarse dormida y aunque solo me quiere como amigo, corro como un gliptodonte alucinado en busca del pusher. Consigo la droga y vuelvo a correr. Cuando llego al bar, me doy cuenta de que durante mi he perdido «la merca». Ella me mira decepcionada, ¡me siento más ridículo que un eyaculador precoz! Me la saco como torero y llamo al celular del traficante para ofrecerle mi reloj a cambio de otro sobrecito de perica, después de todo, los cavernícolas no tenemos horario y el reloj siempre me ha estorbado. Consigo la piedad del pusher y concretamos el trueque.
Regreso triunfal al bar, hacia Ella. Todavía siento ganas de clavarle un beso, pero entre la carrerita y su no debemos arruinar la amistad me he quedado sin piernas, y todos sabemos que un beso necesita extremidades para existir.
Se ha acabado la noche y trepamos en un bisonte amarillo de esos que se llaman «taxi» y cobran cinco dólares por dejarla en su casa y luego a mí en la licorería. Ella paga a la bestia, pues yo soy un Cro Magnon ebrio y desempleado que se ha vuelto a enamorar.
métetela en la boca
ResponderEliminarSu placer se hacía más intenso y, empujada por la curiosidad, o por la fascinación de la picha, o por impulso, como resultado de la acción de mi lengua en su coño, se la metió inmediatamente en la boca. No sé cuánto entró la polla, ni si chupó, lamió, o se limitó a dejarla entrar y supongo que ella tampoco lo supo; en cualquier caso, al correrse ella, sentí una sensación parecida a la suave fricción de un coño y disparé instantáneamente mi esperma en su boca y por encima de su cara. Se levantó y me dijo que era una bestia. Yo me sorprendí y me avergoncé de la inesperada terminación, y así se lo dije.
De aquí su apasionada recopilación de casos «inexplicables» de coincidencia. ¿No había rogado al presidente Kennedy su secretario, apellidado Lincoln, que no fuera a Dallas? ¿No había disparado Booth contra Lincoln en un teatro y huido a un almacén? ¿No había disparado Oswald contra Kennedy desde un almacén y luego huido a un teatro?(Cuando me expuso por primera vez esta concatenación, me pareció que vibraba en él una intensidad maravillosamente burlona, irónica, pero también obsesiva. Y, como yo vacilaba, aquella voz apasionada, irónicamente insistente, añadió: «¿Y no se llamaban Johnson los sucesores de ambos presidentes?»)
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